Proclamar la igualdad a palo seco, sin más, es una tontería progre. Es como proclamar el cambio y no decir qué es lo que se quiere cambiar. Esto es lo que hacen los políticos demagogos; es como hablar de porcentajes sin establecer sobre qué cantidades se aplican dichos porcentajes. Es no decir nada, es inducir a la confusión.
Genéricamente, la igualdad, en cuanto a grado de conformidad entre personas u objetos, solo puede aplicarse a un número limitado de características sobre su naturaleza, forma, calidad o cantidad. La igualdad absoluta, total, entre personas u objetos no existe, ni sería bueno que existiese. Todas las personas y cosas, en su todo como seres, son absolutamente individuales y diferentes entre sí. Así está organizado el Universo, la Naturaleza y la realidad en la que vivimos.
Por otro lado, la igualdad, en cuanto principio de derecho social, tiene que respetar las leyes que impone la Ley Natural. Ley que no se puede transgredir, so pena de caer en la aberración, el progresismo absurdo y el extravío “zapateril".
Manos Unidas, en su confusión e ignorancia, no quiero pensar que exista vicio, de la mano del inefable y desprestigiado organismo de Naciones Unidas y de un trasnochado feminismo militante, proclama en su lema de campaña para este año que “No hay Justicia sin Igualdad”, poniendo la Igualdad como requisito previo para que haya Justicia cuando es exactamente al revés…… ¿Lo habrá inspirado Zapatero?..... ¿Se acuerdan de cómo este estulto personaje pretendió remedar a Jesucristo proclamando en Washington que “la libertad os hará verdaderos”, haciendo prevalecer la libertad sobre la verdad? – Señores o, mejor dicho, señoras progres de Manos Unidas, no, no puede existir derecho de igualdad alguno en el que, previamente, no haya Justicia. Cualquier principio de igualdad debe ser subsidiario de una Justicia preexistente. La Justicia debe estar omnipresente en cualquier ámbito de la vida social, y la igualdad solo puede darse en aquellas circunstancias que no transgredan la Ley Natural.
Cuando el grandilocuente ODM-3 de las Naciones Unidas tiene como meta “eliminar las desigualdades entre los sexos en la enseñanza primaria y secundaria” quiero entender que se refiere a las desigualdades de acceso a la enseñanza. La igualdad de sexos, como rechazo a la diferencia en la naturaleza de las personas, aunque a la ideología de género y al feminismo rampante, con los que Manos Unidas parece unir sus manos, les cueste admitirlo, es una aberración.
La igualdad es un valor que viene reivindicándose desde la triste e históricamente perniciosa Revolución Francesa con su engañosa y demagógica proclamación de “Libertad, Igualdad y Fraternidad”, que también es reseña de la organización masónica del Gran Oriente de Francia, y que en parte ha sido rescatada por el “Ministerio de Igualdad” de Bibiana Aido y Leire Pajín, adalides del relativismo y la ideología de género del zapaterismo….. Una pena, no una sorpresa, que instituciones como Manos Unidas proclamen la igualdad como requisito de la Justicia, que caigan en este juego del pernicioso lenguaje relativista que va deteriorando nuestro pensamiento y nuestros valores cristianos.
Lejos de mis capacidades e intención hacerle una corrección fraterna a San Pablo pero, según mi pobre entender, la Biblia solo hace mención a la "igualdad" en tres ocasiones, por lo que la igualdad no parece ser un valor puramente evangélico. El tan reivindicado valor de la igualdad no sale mencionado en ninguno de los tres Evangelios sinópticos, tampoco en el de San Juan. Solo aparece mencionado tres veces en sendas cartas de San Pablo a los Corintios, dos veces, y a los Filipenses, una vez. Estas tres ocasiones son: Una, en Flp, 2, 6, en la que se refiere a la igualdad de la condición divina de Cristo con Dios. Las otras dos menciones que apelan a la igualdad, en 2Cor, 8, 13-14-15, en las que de lo que se trata es de evitar el sufrimiento por necesidad, es decir, buscar la igualdad mientras haya sufrimiento por escasez. Que no nos sobren los bienes mientras haya sufrimiento por escasez. Exigencia que puede angustiarnos de modo similar a cuando Cristo pide al “joven rico” vender todas sus posesiones y distribuirlas a los pobres para alcanzar la Vida eterna. Tampoco en Corintios se relaciona la igualdad como un requisito para que haya Justicia. – Las referencias de San Pablo a los Corintios se encuentran en los versículos siguientes del mencionado capítulo 8 de la segunda carta:
13 No se trata de que ustedes sufran necesidad para que otros vivan en la abundancia, sino de que haya igualdad.
14 En el caso presente, la abundancia de ustedes suple la necesidad de ellos, para que un día, la abundancia de ellos supla la necesidad de ustedes. Así habrá igualdad,
15 de acuerdo con lo que dice la Escritura: El que había recogido mucho no tuvo de sobra, y el que había recogido poco no sufrió escasez.
En descargo de este lema de campaña de Manos Unidas podríamos también hacer mención a otro pasaje evangélico, Mateo, 20,12-16, que se refiere a los viñadores desocupados en la plaza, y en el que el propietario de la viña paga por igual a los que han trabajado y se han esforzado de forma desigual……, pero en la que el viñador habla explícitamente de Justicia, no de igualdad.
No, no estoy en contra de la igualdad cuando se busca la Justicia, pero es la igualdad la que debe someterse y aspirar a lograr condiciones de Justicia. - Unir las manos a las de protervos compañeros de viaje solo puede exponernos a que ensucien las nuestras y nos confundan las creencias. Proclamar que “No hay Justicia sin Igualdad” es una “zapaterada” relativista…... Es, precisamente, justo el revés de lo que es.