Según lo declarado por el Rey en su insulsa entrevista
de televisión de ayer, lo que más insatisfacción le ha producido en sus años de
reinado "es haber
tenido que aguantar tantos años la violencia terrorista”….. Vaya
por Dios! …. Tomen consuelo las víctimas del terrorismo! - Luego, el hecho de que “…..aunque hemos
conseguido bastantes cosas, todavía nos falta por conseguir una España más
igualitaria y más justa”.
Es triste comprobar
que la absurda pretensión de lograr igualdad y justicia entraña un falso cliché
recurrente y arraigado en nuestros partidos políticos y que infecta hasta la más alta de nuestras instituciones. Un tópico
tan elemental y fácil de desmontar como sencillo es comprender que en una
sociedad de progreso y excelencia el mérito se debe reconocer y que, por tanto,
si hay igualdad plena deja de haber
justicia y que si hay justicia no puede haber igualdad plena…… Otra cosa
diferente, es reconocer la justicia que debe corresponder a unos mínimos de igualdad social en una serie de aspectos como pueden ser el derecho de acceso a la propia Justicia, a una educación básica, a una protección sanitaria básica y asumible, a una pensión de jubilación mínima de subsistencia, etc., pero la cuestión fundamental es la de la justicia, que es lo
que se echa en falta a raudales, no la de una igualdad generalizada “a la baja”. ¿Tan difícil es
enfrentarse a esta realidad?... Sí, si se es socialista o socialdemócrata, es muy dificil entenderlo.
Como ocurre con muchos tópicos, el populismo de proclamar la igualdad y la justicia a partes iguales suena bien pero no es posible porque son realidades de diferente aplicación, pero a la gente le gusta tanto como ir proclamando esas memadas de decir que hay que “democratizar la justicia”, cuando la justicia, que es justa o no es justicia, es tan poco democratizable como la distancia entre Madrid y Burgos o las matemáticas; o como gusta decir que se tiene el hotel más alto de Europa, como si alguien fuera con un metro midiendo hoteles por ahí; o bien pregonar que disfrutamos de la mejor medicina pública del orbe, sin referirse a otros sistemas y países comparándo parámetros concretos que reflejen la inversión y la eficiencia de los diferentes logros.
Como ocurre con muchos tópicos, el populismo de proclamar la igualdad y la justicia a partes iguales suena bien pero no es posible porque son realidades de diferente aplicación, pero a la gente le gusta tanto como ir proclamando esas memadas de decir que hay que “democratizar la justicia”, cuando la justicia, que es justa o no es justicia, es tan poco democratizable como la distancia entre Madrid y Burgos o las matemáticas; o como gusta decir que se tiene el hotel más alto de Europa, como si alguien fuera con un metro midiendo hoteles por ahí; o bien pregonar que disfrutamos de la mejor medicina pública del orbe, sin referirse a otros sistemas y países comparándo parámetros concretos que reflejen la inversión y la eficiencia de los diferentes logros.
Un mínimo de reflexión
parece exigir que debamos hacer prevalecer la justicia sobre la igualdad si no
se quiere caer en la injusticia, lo que es mucho más grave. La popularidad de proclamar la igualdad fue un asunto maltraído
por la nefasta Revolución Francesa que buscó corregir una grave situación de injusticia
social aplicando la receta de la igualdad en vez de hacerlo correctamente con la
receta de justicia. Los franceses aplicaron con la guillotina su receta de “Liberté, égalité, fraternité”.
Fueron precisamente los norteamericanos, como
suele ser su costumbre, Francis Bellamy y James B. Upham, más pragmáticos, realistas y menos delirantes
que los franceses, aunque lo fuera por
razones controvertibles en los tiempos actuales, los promotores del “compromiso
de lealtad” (“The Pledge of Allegiance”) a la bandera estadounidense que,
frente a la fórmula de “Liberté, égalité, fraternité”, dejaron de lado las evanescentes “égalité” y “fraternité” para centrar el compromiso con el símbolo patrio en el
popular de “Prometo lealtad a la bandera
de los Estados Unidos de América, y a la Republica que representa, una Nación sumisa
a Dios, indivisible, con libertad y justicia para todos” (“I
pledge allegiance to the Flag of the United States of America, and to the
Republic for which it stands, one Nation under God, indivisible, with liberty
and justice for all.” ) que, como
vemos, toma como ingredientes una objetiva referencia a un Principio Supremo, a
Dios, por encima de una siempre imperfecta organización humana como es la
Nación, de su unidad indivisible, con libertad y justicia para todos….. Es
decir, una nación que, partiendo de un Principio, de un origen que conserva el
privilegio de establecer el bien y el mal y que ahuyenta tentaciones de
disolución relativista y totalitarias, ha ido posteriormente desarrollando y sintetizando
los conceptos de unidad en la pluralidad, de libertades y derechos concretos y
aplicables - ¿En qué se queda nuestro derecho al trabajo con cinco millones de
parados?- y de una justicia que no puede sustituirse por una supuesta, ilusoria,
laica y estúpida igualdad tipo Bibiana Aido.
Pero en nuestros
predios social demócratas del PP seguimos sin otras ocurrencias que haber
pasado de las de Zapatero a las del tándem Rajoy-Arriola, patrocinados por su
campechana Majestad, y dándole al manubrio de la fantasía socialista de pretender la igualdad e ignorar los beneficios
de fundamentar y lograr una pragmática y beneficiosa unidad en la pluralidad. Después
de ciento veinte años de que en 1892 F. Bellamy y James B. Upham desarrollaran su declaración de lealtad a la patria, después
de setenta años de que en 1942 esta fuera adoptada como fórmula de adhesión
patria por el Congreso de la nación más democrática del globo, sin mención
alguna a la “igualdad”, ahí sigue nuestro Rey reivindicando la inconsistencia de
“una España más igualitaria y más justa".
Pues, como “hemos conseguido bastantes cosas”, entre las que no debemos olvidar los ciento veinte mil abortos del último año, los cinco millones de parados, la galopante corrupción, los ánimos separatistas y el pastiche de Justicia que sufrimos, si vamos camino de que toda la población alcance la deseada igualdad que me den de baja lo antes posible!….. Después arreglarán la justicia entre Rajoy y Rubalcaba, nuestro particular Tándem Supremo de referencia, con el oportuno asesoramiento de los nacionalistas, repartiéndose los puestos del Poder Judicial y del Constitucional. Así, de esta forma, ya habremos alcanzado esa anhelada “España más igualitaria y más justa"…… Parece que diciendo bobadas e inconsistencias se entiende la gente y también nuestra campechana Majestad.
Pues, como “hemos conseguido bastantes cosas”, entre las que no debemos olvidar los ciento veinte mil abortos del último año, los cinco millones de parados, la galopante corrupción, los ánimos separatistas y el pastiche de Justicia que sufrimos, si vamos camino de que toda la población alcance la deseada igualdad que me den de baja lo antes posible!….. Después arreglarán la justicia entre Rajoy y Rubalcaba, nuestro particular Tándem Supremo de referencia, con el oportuno asesoramiento de los nacionalistas, repartiéndose los puestos del Poder Judicial y del Constitucional. Así, de esta forma, ya habremos alcanzado esa anhelada “España más igualitaria y más justa"…… Parece que diciendo bobadas e inconsistencias se entiende la gente y también nuestra campechana Majestad.
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