martes, 5 de septiembre de 2017

El despotismo interno



El Despotismo político siempre está acechando bajo distintas caretas. Desde el Islamismo radical, pasando por las dictaduras militares y regímenes despóticos, hasta los sistemas disfrazados de democracias, pero políticamente corruptos, invadidos por ideologías despóticas.

Ahora, en Europa, empezamos a asustarnos del despotismo islámico cuando aún no hemos escarmentado del despotismo comunista que sufrió el mundo el siglo pasado y que todavía sufre en grandes partes del la geografía en estos días.

¿Por qué nos da más miedo el despotismo islámico que el del comunismo, el despotismo totalitario de los Podemitas o el de otros tipos de Populistas, etc.? – El final de sus respectivas historias es el mismo: Establecer un sistema despótico que sojuzgue a sus súbditos.

¿Por qué somos tan tolerantes con el despotismo interno de los Podemitas y aquellos de nuestros políticos que, disfrazados de demócratas no creen en la separación de Poderes, o sortean las leyes, con un comportamiento nada demócratico y, en cambio, nos asusta tanto el despotismo externo de los islamistas si las consecuencias de su totalitarismo son las mismas?

Es verdad que el reto del despotismo de los islamistas radicales es un peligro que nos acecha con violencia física, pero no es menos verdad que el reto del despotismo de nuestros propios políticos es también un serio peligro interno que nos acecha con violencia sobre nuestras creencias y valores logrados durante siglos de cultura. Todos, para beneficio propio.

No debemos dejar que el Despotismo interno de nuestros políticos, más silencioso y cercano, utilice como “cortina de humo” que lo tape, al también amenazante terror islámico, más aparente y ruidoso.

Cuanto más fuertes sean los valores tradicionales y culturales de nuestra sociedad, cuanto menos falsas sean nuestras democracias y menor el riesgo de Despotismo interno, mejor nos defenderemos del Despotismo externo. Los intentos de los déspotas, tanto internos como externos, siempre lanzarán a los ciudadanos acusaciones de fascismo, ultracatolicismo, islamofobia, etc., contra aquellos valores que les impiden arraigar su poder despótico con falsos argumentos de un más que discutible progresismo o nacionalismo identitario. Valores claros y probados por la Historia son los que hacen falta y no arengas de cambio a no se sabe donde, igualdades anti-natura, progresismos que van para atrás y ecologismos buenistas de tres al cuarto.

Desde nuestra postura de ciudadanos de a pie, podemos frustrarnos ante nuestra incapacidad e impotencia para hacer algo. Esta postura es un perverso espejismo. Cada uno de nosotros tenemos una zona de influencia y responsabilidad en el que crear una opinión pública y unos modos de comportamiento.

Concretamente, podemos rechazar y combatir al Despotismo Interno cuando:
  • Rechazamos y combatimos la mentira de los mentirosos.
  • Rechazamos y combatimos cualquier tipo de muerte física o intelectual.
  • Rechazamos y combatimos a aquellos que ignoran la Justicia ofreciéndonos injustos sucedáneos, como melífluas igualdades anti-natura.
  • Rechazamos y combatimos a aquellos que coartan libertades, o las agreden amparándose hipócritamente en la propia libertad de expresión.
No nos engañemos, el Despotismo del poder político, sea de cualquier signo o color, disfrazado de una u otra forma, mayor o menor, siempre acecha sobre cualquier sociedad……… y el más peligroso suele ser el más cercano !!!