Ya ha concluido este triste episodio entre los piratas somalíes y los ineptos negociadores de ZP. Los rehenes del Alakrana han sido liberados por los piratas somalíes y no por nuestros gobernantes.
Vaya por delante que todos nos alegramos de que las 36 vidas de los marineros del Alakrana se hayan salvado. Que su rescate con vida era un objetivo prioritario e irrenunciable. Faltaría más. Que todos los marineros salieran con vida de este lamentable incidente era absolutamente exigible al Gobierno. Pero es de evidente escándalo que nos presenten como un éxito la liberación de unos rehenes después de cuarenta y siete días, pagando el doble de lo que pedían originalmente los secuestradores, y con toda la fuerza y recursos que confiere el Estado. Para esto no se necesita ser presidente de ningún gobierno. Conseguir ese tipo de logros, en esas condiciones, está al alcance de cualquier negociador de feria, aparte del Gobierno de ZP. Además, el negociador de feria lo hubiera hecho bastante mejor. Veamos:
- Sí, cualquier otro negociador que no fuera el Gobierno de ZP lo hubiera hecho mejor, empezando a trabajar de inmediato, en vez de tomarse una larga siesta hasta que los familiares de los marineros comenzaron a movilizarse.
- Sí, cualquier otro negociador que no fuera el Gobierno de ZP lo hubiera hecho mejor, coordinando todos los recursos ministeriales con una mínima eficacia profesional, en vez de montar el deprimente “numerito” de la vicepresidenta Maputo permitiendo la pelea ministerial por “la medallita”, entre la pacifista Chacón y el tercermundista Moratinos.
- Sí, cualquier otro negociador que no fuera el Gobierno de ZP lo hubiera hecho mejor, asegurando una estrategia sólida de transparencia informativa, evitando incurrir en mentiras o errores como los de la ministra Chacón, con esas declaraciones de que algunos de los rehenes habían sido desembarcados y que el Ministerio conocía bien la situación de los secuestrados para que, poco después, se supiera que los secuestrados nunca habían salido del Alakrana. – No debemos dejar de recordar que la pacifista Chacón, hoy disfrazada de ministra de cuota, se manifestó en su día con la camiseta de "Tots som Rubianes". Sí, aquel Rubianes que se refirió a España como la “puta España”. Y la ministra es la que, acabado el secuestro, se presentó en rueda de prensa con un Jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD) que no sabía ni hablar, y que se expresaba ante los micrófonos como un cabo furriel.
- Sí, cualquier otro negociador que no fuera el Gobierno de ZP lo hubiera hecho mejor, utilizando nuestras Fuerzas Armadas para aislar a los piratas durante el secuestro, y crearles la incertidumbre sobre cómo iban a escapar. Los piratas parece que nunca tuvieron ninguna duda al respecto. – La ministra no tenía claro que lo de “Fuerzas Armadas" hace referencia a la posibilidad de utilizar la fuerza y, además, las armas.
- Sí, cualquier otro negociador que no fuera el Gobierno de ZP lo hubiera hecho mejor, para aprovechar el requerimiento de solidaridad vasco al Gobierno español, y reclamar el compromiso y coherencia de la opinión pública vasca, y de sus instituciones, sobre su pertenencia a España. – Hemos podido comprobar que “no habían llegado todavía a puerto los marineros secuestrados”, cuando sus familias se permitieron despreciar públicamente a España.
- Sobre todo, cualquier otro negociador que no fuera el Gobierno de ZP lo hubiera hecho mejor, no solo asegurando la protección irrenunciable de las vidas humanas de nuestros ciudadanos sino, además, ejerciendo el cumplimiento de los principios de seguridad y firmeza que todo Estado Democrático de Derecho debe mantener y defender frente al comportamiento facineroso de los piratas, o cualquier otro enemigo de la democracia.
No, Sr. Zapatero, para un Gobierno responsable, lo más importante son las dos cosas. Nosotros no le pagamos la mitad del sueldo, se lo pagamos entero. –El señor Zapatero y su Gobierno no se ganan los sueldos que les pagamos. El señor Zapatero y su Gobierno son unos ineptos y unos chapuceros que han permitido que los principios de la Democracia hayan cedido ante la fuerza bruta de cuatro piratas desharrapados.
Gobernar democráticamente es duro y exigente. Consolidar nuestra democracia exige a los gobernantes pruebas de fortaleza frente a las legítimas pero, muchas veces, inconvenientes pretensiones de los ciudadanos. Incluso, con frecuencia, estas pretensiones ciudadanas pueden conllevar el riesgo de pérdida de vidas para la nación y de votos para el partido gobernante. En ser capaz de afrontar con sentido de Estado esas decisiones difíciles y embates de la política, reside la verdadera “autoritas” que debe tener el gobierno de una nación. No ha sido el caso.
El Gobierno, además de tener la obligación de preservar la vida de los 36 rehenes, tenía otra obligación, la obligación de mostrar la autoridad, y ejercerla, ante los piratas. Lograr que los piratas no se salieran con la suya. Aun a riesgo de las vidas de los rehenes. - Salvar las vidas era necesario pero no suficiente.
Nosotros, la sociedad, teníamos la obligación de exigir al Gobierno que ejerciera esa autoridad y, además, que asegurara la vida de los rehenes.
Ante este reto de los piratas, como ante el reto totalitario del Islamismo radical, hace falta un Gobierno, una sociedad, y una ciudadanía, todos ellos dispuestos a entregar sus vidas por su país en defensa de unos principios democráticos, si ello llegase a ser necesario. Eso es algo que nuestro Gobierno debiera hacer saber a todo tipo de delincuencia nacional e internacional, en vez de ejercer un entreguismo que reafirma a todo delincuente y enemigo en la certeza de que el gobierno y la ciudadanía antes se pondrán cobardemente de rodillas que arriesgarán una vida. También lo debería saber, y asumir, la sociedad.
Ni el Gobierno ha ejercido autoridad ni fortaleza alguna, ni una sociedad como la nuestra, atontada por un “buenismo sentimentaloide” falto de ideales, principios y creencias firmes y sólidas, se lo ha exigido. Vivimos en una sociedad mentalmente débil, con un Gobierno mentalmente débil.
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