domingo, 16 de mayo de 2010

Yes, we MUST !




Me llegan lamentos y preocupaciones de mi entorno social sobre el futuro de nuestros hijos en esta sociedad que vivimos. La situación es muy compleja y es fácil perderse entre interpretaciones de expertos y analistas. Para poder entender lo que pasa creo que es necesario tomar un poco de distancia de los asuntos y preocupaciones concretas con las que nos castigan nuestros gobernantes todos los días. – Es natural que la economía, como todos los procesos, tiene sus ciclos con sus crisis y sus euforias, y ahora estamos en crisis. Pero a todas luces, no solo estamos sufriendo una crisis del devenir económico sino una crisis cultural que provoca un impacto más profundo en nuestro modo de vida. Es más un cambio social que una crisis. Las crisis se recuperan, los cambios sociales modifican las reglas de juego de nuestra convivencia.

En Estados Unidos, la política de Obama está sufriendo una severa crítica sobre su eficacia para salir de la crisis económica. Crítica que pone al mandatario norteamericano frente al espejo de la situación en Europa. - Así lo cuenta esta semana en su columna del Wall Street Journal el prestigioso comentarista Daniel Henninger:

“Cualquier político con aspiraciones a alcanzar la Casa Blanca debería ser cuestionado sobre el riesgo de que las políticas económicas que él o ella proponen pudieran llevarnos a donde Europa ha llegado esta semana”

“El mercado de bonos es un buen negocio, si una sociedad vive más o menos dentro de sus posibilidades. Los europeos, sin embargo, quisieron convertir un buen negocio en un pacto, “a lo Fausto”, con el diablo, lo que el resto del mundo llama una crisis de la deuda soberana.

En la leyenda alemana, Fausto era un erudito que vendió su alma al diablo a cambio de una larga vida de brillantez intelectual y bienestar físico. En nuestra versión de la leyenda, los gobiernos de Europa le dijeron al diablo que, más que nada, querían una vida de protección social y altos ingresos sin que importase el costo. La vida era buena. Hace quince días, el “bono-diablo” llegó y pidió su dinero.”
– Aquí, podríamos recurrir al chiste fácil aludiendo a nuestro particular “bono-diablo” de La Mancha. No lo haremos esta vez.

Reclama Daniel Henninger que el antídoto para la parálisis económica que Europa sufre, y de la que Japón lleva años sin salir, es el crecimiento económico. No solo crecimiento, sino un fuerte crecimiento…… “Un crecimiento del 4%, que Europa no volverá a ver nunca…..”

Pero Estados Unidos, aparte de la actual crisis económica internacional, también está pasando por uno de esos momentos de crisis social y transformación que, aunque dolorosos y frecuentemente traumáticos, siempre han sabido superar con bastante vitalidad, realismo y sentido común; salvaguardando su identidad nacional y sabiendo aplicar a la vida cotidiana los valores que trajo de Europa y sirvieron para su fundación. – Sin embargo, Europa, aparte de la actual crisis económica internacional, a la vez que proclama de manera incoherente, "a lo belga", la Unidad Europea y la practica del nacionalismo, lleva años rechazando los propios valores sobre los que el viejo continente desarrolló su cultura. La “Europa progre” pretende organizar una cultura artificial sobre la base de otros valores espurios, ajenos a su identidad original. Funestos valores que Francia tiene a bien regalarnos de vez en cuando en sus revoluciones o en sus "mayos del 68": Una Libertad romántica frente a toda Libertad que conlleve el peso de la responsabilidad personal, la idolatría de una igualdad "a-la-baja" que rechaza los meritos individuales e ignora la Justicia que reconoce el esfuerzo personal, y una fraternidad cainita frente al reconocimiento y compromiso de una identidad nacional compartida. - Eso sí, ni una palabra sobre el valor de la Verdad frente a la mentira; ni una palabra sobre el valor de la Vida frente a todo tipo de muerte y corrupción; Ni una palabra sobre el valor del Bien frente a todo lo que represente maldad. - España, aparte de la actual crisis económica internacional, está hecha un desastre social en la que todos los defectos de Europa aparecen exagerados por los vicios locales, por unos gobernantes irresponsables, y una sociedad entumecida.

La solución a todo este desastre la tenemos a mano pero no aparece como políticamente correcta. La solución de este desaguisado que ha agravado, hasta límites insospechados, el irresponsable e indocumentado Zapatero, icono de lo peor del "progrerío relativista", pasa por asumir esos valores de la cultura occidental resultantes de la conjunción de la cultura greco-latina con la judeo-cristiana. Es decir, la profundidad del pensamiento filosófico griego que alumbró al Derecho Romano y que, enriquecidos ambos, con los valores trascendentes de la tradición monoteísta judía, quedaron perfeccionados por el Nuevo testamento cristiano. Esa es la cultura occidental, nuestra cultura, la cultura cuyos valores supieron conservar aquellos que emigraron a América y que sus descendientes parece que saben aplicarlos en el día a día de manera práctica. Esa cultura occidental cuya fuerza procede del convencimiento de que hay un Dios único, y que la aleja de todo relativismo disolvente - ¿No es este el motivo del fervor laicista de aquellos que quieren destruirnos como sociedad cohesionada?

Estoy seguro de que si nuestra sociedad recupera esos nuestros valores tradicionales que, históricamente ya se han demostrado superiores, podemos afrontar con éxito este cambio socio-cultural. Si nuestros gobernantes nos traicionan, lo tendremos más difícil, pues a la situación actual me remito. En este último caso, tendremos que asegurar que nuestros hijos adquieran los valores tradicionales dentro del entorno familiar, nos veremos forzados a blindarnos y contraatacar desde “grupos socio-culturales”. Puede ser una situación más que probable a este lado del Atlántico.

Me llegan lamentos y preocupaciones de mi entorno social sobre el futuro de nuestros hijos en esta sociedad que vivimos. No es cuestión de lamentarse, de llorar sobre la leche derramada, se trata de levantarse a la contra, con decisión y sin complejos, convencidos de cuáles son nuestros valores occidentales, para hacer frente a los propios enemigos internos y a aquellos que puedan venir de afuera. Me gusta recordar la reflexión de Jack Welch, ex-presidente de General Electric, que solía decir: “Controla tu destino, o alguien que no eres tú lo controlará por ti”. - No, no dejemos pasar un minuto más sin entender y tomar el control de nuestro propio destino, aunque sea a título individual dentro de nuestro entorno personal.












2 comentarios:

María M dijo...

Quisiera pensar que es fácil recuperar los valores tradicionales, pero llevamos ya unas décadas enterrandolos deliberadamente. Creo que costará lo mismo volver a sacarlos a la luz, aunque no podemos dejar de intentarlo.

Anónimo dijo...

Acabo de leer la "reflexión" del comentarista y no puedo por menos felicitarle por su exposición que me recuerda, en cierto modo, a esas casetas que en la ferias o fiestas de los pueblos tienen a disposición de los clientes unas escopetas con las que se dispara a un muñeco que se mueve y al que hay que tumbar de un disparo para ganar un premio. Digo esto porque para lograr el premio que el comentarista expone hace falta seguir las conocidas instrucciones de:
a) preparen: voluntad para superar los lamentos y preocupaciones.
b) apunten:
- antídotos contra la parálisis económica,
- manteniento de los valores de la verdad, vida y bien,
c) PREMIO: rescatar los valores culturales occidentales.
Dejemos para otros la alianza de civilizaciones.